Pensiones y Ley de Dependencia
04.02.10
ANTONIO VELASCO. MÁLAGA
Es cierto que la esperanza de vida ha aumentado, pero deberíamos de mirar también qué calidad de vida se disfruta a partir de ciertas edades. La propuesta del Gobierno es aumentar los años de trabajo hasta los 67 para poder optar a la jubilación como respuesta a ese aumento de la vida, pero llegado a esa edad, pocas ganas vas a tener de disfrutar de las virtudes de este mundo; por ello yo pediría que, una vez alcanzada esa edad, automáticamente seas apuntado a la Ley de Dependencia (lo digo por experiencia de mis padres) porque si esperas un poco más, no la alcanzarás.
Mis padres murieron octogenarios. A los 73, mi padre necesitó un marcapasos y mi madre muletas por la artrosis. Después se complicaron las cosas con la próstata, cataratas, la tensión, el sintrón, etc...
Se solicitó la Ley de Dependencia, pero mis padres tenían de pensión 1.000 euros mensuales, lo que hacía que en la lista estuvieran muy atrás para ser valorados, tanto fue así, que nunca llegaron a ser valorados porque fallecieron sin poder optar a esa maravilla de Ley de Dependencia que no deja de ser un fraude, porque difícilmente te llega antes de dos años de ser valorado y con unas ayudas mínimas e insuficientes. Cuando uno pide ayuda es para que se la faciliten en tiempo y forma, y no dejar languidecer en el tiempo el problema hasta que ya no sea problema.
El Gobierno dice que habrá dificultades para las futuras pensiones, pero hoy día está realizando prejubilaciones en empresas estatales con 58 años y al mismo tiempo está metiendo gente joven en esas empresas, eso sí, en condiciones diferentes a los que prejubila, aunque el trabajo a desarrollar es el mismo
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