Es el significado de la injusticia el que se revuelve entre los recuerdos,
entre los pensamientos y los sentimientos de ayer, de hoy y de mañana,
meciendo la necesidad de abrirse paso
por el estrecho pasillo de un grito ahogado en el silencio,
cubierto de soledades maltrechas
y caminos despojados de transeúntes humanos.
Son como llamaradas de ardiente fuego en medio de la noche,
donde el dolor de caminar por la vía de lo imposible te desgarra el alma,
prendida del miedo a la soledad, a la incomprensión
y a la exclusión de un territorio que no existe siquiera,
ni llegó a existir en momento alguno
pero por el que sientes haber transitado interminablemente
a través del recorrido de tu vida
sin más rumbo y dirección que el del dictado
de tus propias pulsaciones espontáneas, unas veces aliadas
y las más destructoras de tu propio recorrido inalcanzable,
cuando se convierte en ir dando dos pasos hacia atrás
y uno solo hacia adelante.
Torbellino de apasionados momentos recordados
que afloran cuando no les llamas
y se evaden en medio del embrujo de la añoranza
cuando sienten que desde lo más hondo les necesitas y reclamas
Ya no sabes decir con la frescura del gracejo en la palabra
ni el qué, ni el por qué de lo que pasa
porque se ha arrugado el alma.
Llora el ego en medio de la nada, canta el amor frente a todo y te reclama,
observas perpleja tu propia mirada. Respiras, suspiras, bostezas,
sonríes, comprendes y callas porque necesitas,
al igual que hacen las flores, estirar el alma.
Mª Ángeles Sierra.
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