Al 17,6% de los mayores se les sujeta camas o sillas de ruedas para evitar caídas. España es el país que más aplica estos métodos. Las de mayores impulsan un programa con alternativas
La residencia Torrezuri (Gernika) ha logrado ponerse al nivel de los centros de Japón, donde la ley prohíbe las ataduras. - HUMBERTO BILBAO
VANESSA PI - MADRID - 11/07/2009 08:00
Chalecos, arneses de pecho y cinturones que sujetan al anciano a la silla de ruedas. Sábanas tensadas, metidas bajo el colchón, impidiendo cualquier movimiento de quien yace. Un 17,6% de los ancianos, sobre todo enfermos de alzhéimer que viven en residencias, se someten a diario a este tipo de ataduras, las conocidas como sujeciones físicas, cuyo objetivo es evitar que los ancianos sufran caídas.
Este dato, extraído de un informe de la Confederación Española de Asociaciones de Mayores (CEOMA), pone de relieve que España es el país del mundo donde más se utilizan estos recursos, aunque en la última década haya reducido un 22% el uso de las ataduras. En el extremo contrario, Japón incluso prohíbe las sujeciones por ley. Esta constatación llevó hace cinco años al doctor Antonio Burgueño a impulsar, junto a CEOMA, el programa Desatar al anciano.
"Hay evidencia de que las cosas se pueden hacer bien sin las sujeciones", defiende Burgueño. También combate las sujeciones químicas, otro tratamiento "cruel", critica, que consiste en suministrar fármacos para tranquilizar a los ancianos.
Las ataduras persiguen inmovilizar al residente para que no se caiga de la silla de ruedas, para que no se levante en mitad de la noche y sufra algún accidente y para que no se angustie después de repetir hasta la saciedad el gesto mecánico de levantarse y sentarse en una silla, o evitar que pregunte hasta aburrir la misma cuestión.
El uso de sujeciones no significa que se esté maltratando a la persona mayor, de hecho existe un abanico de dispositivos de sujeción homologados. Pero el uso abusivo e indiscriminado de estos recursos sí se puede considera una forma de maltrato.
Generan más dependencia
Burgueño denuncia los efectos negativos de las sujeciones, que, insiste, eliminan la capacidad de ser autónomo del anciano e incrementan su dependencia. Según denuncia el programa Desatar al anciano, las sujeciones físicas producen úlceras por la presión de las correas, infecciones, disminución del apetito y pérdida del tono muscular.
Aislamiento social
A nivel psicológico, las ataduras hacen que las personas mayores sufran miedo, vergüenza, ira, depresión, apatía y aislamiento social. Por eso, Burgueño insiste en que se debe evitar su uso. Aun así, alrededor del 3,6% de las sujeciones son inevitables, según calcula Burgueño.
El hecho de que los centros las apliquen al 17,65% de sus residentes demuestra que las sujeciones se usan sin tener en cuenta las alternativas, denuncia el doctor. "No se soluciona con más profesionales, sino con un cambio de filosofía en la forma de trabajar", explica.
A veces, basta con poner suelos antideslizantes o puertas que impidan el acceso a las escaleras para reducir caídas. También es necesario que el centro sepa dónde, cuándo y cómo suelen caerse los mayores, para crear estrategias que lo impidan.
Formación específica
Más de 200 directores de centros ya se han formado con el programa de CEOMA. Pero hasta el momento, sólo la residencia Torrezuri de Gernika (Vizcaya) ha conseguido la acreditación de "Centro libre de sujeciones".
También la Sociedad Española de Médicos de Residencias (Semer) ha elaborado un protocolo para restringir las sujeciones. Su presidente, Alberto López Rocha, explica que "no se puede tirar por la acera de en medio, poniendo cinturones y ya está. Hay que entender por qué la persona funciona de determinada manera y buscar la solución". A veces, pone como ejemplo, el enfermo de alzhéimer tiene una rabieta porque se le ha cambiado la medicación y no le ha sentado bien. "Esa no es razón para atarle a la silla", critica.
No obstante, López Rocha defiende que las sujeciones son inevitables en "casos extremos" y recuerda que existe material reglado, como unos cinturones que permiten al ancionado levantarse de la cama, pero no salir de la habitación. En cualquier caso, insiste, las sujeciones se deben aplicar siguiendo protocolos y "con vigilancia continua".
La Confederación Española de Familiares de Enfermos de Alzhéimer (CEAFA) denuncia que mientras se avanza en la eliminación de la sujeción física, se está incrementando la química. "Les dejan demasiado reposados. Si no es bueno para nadie, a las personas con problemas neurológicos los fármacos no les benefician en absoluto", denuncia su presidente, Emilio Marmaneu. "Se les puede estimular con la escritura, con talleres de dibujo, de animación, musicoterapia", apunta.
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