La corrupción es la lacra que azota en mayor o menor medida a todos los países del orbe. Para unos como hechos aislados y para muchos se ha instalado como una nueva forma de vida con la que tenemos que convivir y que cuando nos damos cuenta también somos participes de ella.
Aquí en México durante la dictadura partidista del PRI (Partido Revolucionario Institucional) hasta la actualidad ya con dos sexenios del cambio por el PAN (Partido Acción Nacional) así como en muchos de los Estados donde gobierna el PRD (Partido de la Revolución Democrática) y que el año próximo se cumplirán 100 años desde la revolución mexicana en donde la corrupción y la impunidad se instalo como forma de hacer política.
Y quiero decirles que cuando la corrupción se arraiga de esta manera es prácticamente imposible de erradicarla, simplemente porque ya esta en la mente de todos los mexicanos donde se ve con naturalidad e incluso como una forma rápida de solucionar cualquier problema, sin siquiera ponerse a pensar que la mayoría de los problemas son adquiridos por la misma corrupción ya que todo se va adecuando a que el ciudadano tenga que recurrir a ella debido al cúmulo de obstáculos que desde las leyes de gobierno se exponen.
Cuando una persona desde su infancia ve como se vulneran todas las leyes en base al dinero o al poder de una influencia, que la justicia y el gobierno se ajusta al color de los billetes es el hilo conductor en que sabes que todo se mueve alrededor del dinero, por lo tanto la motivación es que en esta sociedad o debes tener dinero para estar por encima de las instituciones, o debes estar en las instituciones para recibir dinero y solapar a quienes la vulneren.
Es así como emerge en México la figura del “hueso” que significa que desde el poder te tiren un hueso en forma de puesto, y que durante tres o seis años te da derecho a decir: “que te hizo justicia la robolucion”, y no es falta gramatical escribirla de esta manera.
Así se juega esta lotería en que el mexicano espera algún día llegar a un puesto político o que algún amigo llegue para que a su vez concluya con el reparto de premios, ya siendo él, el que tire los huesos o quien lo reciba.
El desmoronamiento en que la corrupción y la impunidad nos ha horadado tiene como consecuencia la mayor inseguridad ciudadana en la que cada vez es más difícil vivir, donde la justicia solamente castiga el 2 % de los delitos que se producen en el país, miles de ejecuciones y asesinatos cada año, secuestros, y cientos de miles de asaltos con violencia donde en el 85 % se encuentran involucradas agentes o ex-agentes de las diferentes policías, las instituciones se encuentran infiltradas por la delincuencia organizada solapada por gobernantes que solo piensan en enriquecerse de forma personal.
Y ya en España, estos casos de corrupción y de impunidad empiezan a ser cada vez más frecuentes, y ya se vislumbran signos verdaderamente preocupantes en muchos puntos de nuestra geografía.
Pero es en uno donde convergen la corrupción y la impunidad de manera visible y notoria, y me refiero al caso concreto de Carlos Fabra en Castellón donde su familia ejerce un verdadero cacicazgo desde el siglo IXX, en que para esta familia sobrevive en la cima con la monarquía, con la republica, con la dictadura y ahora con la democracia.
Desde el año 2003, Carlos Fabra esta imputado en nueve delitos contra la Administración y la Hacienda Publicas, siete jueces han pasado y ninguno se atreve a instruirlo. Arropado por la plana mayor del PP y por muchos estómagos agradecidos, ya que él como la gran mayoría de caciques basan su poder en hacer favores, en dar negociados y colocar en puestos claves a familiares y amigos, haciendo de esta manera una gran red de clientelismo y así ganar las elecciones y sentirse legitimado.
La Justicia y el Poder Judicial se están alejando de la ciudadanía y estrechando relaciones cada vez más peligrosas con el poder en el gobierno, y esto hace que el pueblo cada vez crea que no existe una justicia real y verdadera.
España debe cortar en la medida de lo posible este virus fatal que es la corrupción y la impunidad, aquí si debe de haber un pacto entre el gobierno y todas las fuerzas políticas de cortar por lo sano este tipo de actuaciones sin importar su signo político, ya que en caso contrario al cabo de un tiempo sus ramificaciones serán imposibles de controlar como pasa en otros lugares del mundo, y tendrán que pasar generaciones para volver a retrotraerse a los valores éticos de nuestra sociedad.
Rogelio Diz-Analista político
rdiz51@yahoo.com.mx
Aquí en México durante la dictadura partidista del PRI (Partido Revolucionario Institucional) hasta la actualidad ya con dos sexenios del cambio por el PAN (Partido Acción Nacional) así como en muchos de los Estados donde gobierna el PRD (Partido de la Revolución Democrática) y que el año próximo se cumplirán 100 años desde la revolución mexicana en donde la corrupción y la impunidad se instalo como forma de hacer política.
Y quiero decirles que cuando la corrupción se arraiga de esta manera es prácticamente imposible de erradicarla, simplemente porque ya esta en la mente de todos los mexicanos donde se ve con naturalidad e incluso como una forma rápida de solucionar cualquier problema, sin siquiera ponerse a pensar que la mayoría de los problemas son adquiridos por la misma corrupción ya que todo se va adecuando a que el ciudadano tenga que recurrir a ella debido al cúmulo de obstáculos que desde las leyes de gobierno se exponen.
Cuando una persona desde su infancia ve como se vulneran todas las leyes en base al dinero o al poder de una influencia, que la justicia y el gobierno se ajusta al color de los billetes es el hilo conductor en que sabes que todo se mueve alrededor del dinero, por lo tanto la motivación es que en esta sociedad o debes tener dinero para estar por encima de las instituciones, o debes estar en las instituciones para recibir dinero y solapar a quienes la vulneren.
Es así como emerge en México la figura del “hueso” que significa que desde el poder te tiren un hueso en forma de puesto, y que durante tres o seis años te da derecho a decir: “que te hizo justicia la robolucion”, y no es falta gramatical escribirla de esta manera.
Así se juega esta lotería en que el mexicano espera algún día llegar a un puesto político o que algún amigo llegue para que a su vez concluya con el reparto de premios, ya siendo él, el que tire los huesos o quien lo reciba.
El desmoronamiento en que la corrupción y la impunidad nos ha horadado tiene como consecuencia la mayor inseguridad ciudadana en la que cada vez es más difícil vivir, donde la justicia solamente castiga el 2 % de los delitos que se producen en el país, miles de ejecuciones y asesinatos cada año, secuestros, y cientos de miles de asaltos con violencia donde en el 85 % se encuentran involucradas agentes o ex-agentes de las diferentes policías, las instituciones se encuentran infiltradas por la delincuencia organizada solapada por gobernantes que solo piensan en enriquecerse de forma personal.
Y ya en España, estos casos de corrupción y de impunidad empiezan a ser cada vez más frecuentes, y ya se vislumbran signos verdaderamente preocupantes en muchos puntos de nuestra geografía.
Pero es en uno donde convergen la corrupción y la impunidad de manera visible y notoria, y me refiero al caso concreto de Carlos Fabra en Castellón donde su familia ejerce un verdadero cacicazgo desde el siglo IXX, en que para esta familia sobrevive en la cima con la monarquía, con la republica, con la dictadura y ahora con la democracia.
Desde el año 2003, Carlos Fabra esta imputado en nueve delitos contra la Administración y la Hacienda Publicas, siete jueces han pasado y ninguno se atreve a instruirlo. Arropado por la plana mayor del PP y por muchos estómagos agradecidos, ya que él como la gran mayoría de caciques basan su poder en hacer favores, en dar negociados y colocar en puestos claves a familiares y amigos, haciendo de esta manera una gran red de clientelismo y así ganar las elecciones y sentirse legitimado.
La Justicia y el Poder Judicial se están alejando de la ciudadanía y estrechando relaciones cada vez más peligrosas con el poder en el gobierno, y esto hace que el pueblo cada vez crea que no existe una justicia real y verdadera.
España debe cortar en la medida de lo posible este virus fatal que es la corrupción y la impunidad, aquí si debe de haber un pacto entre el gobierno y todas las fuerzas políticas de cortar por lo sano este tipo de actuaciones sin importar su signo político, ya que en caso contrario al cabo de un tiempo sus ramificaciones serán imposibles de controlar como pasa en otros lugares del mundo, y tendrán que pasar generaciones para volver a retrotraerse a los valores éticos de nuestra sociedad.
Rogelio Diz-Analista político
rdiz51@yahoo.com.mx
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