Para mis amigas y amigos.

Con este video quiero dar las gracias a mis amigos y amigas por su apoyo, paciencia y comprensión y decirles que pueden contar conmigo como yo lo hago con ellos.

¡¡¡Gracias, sois geniales!!!



La diversidad permite se conocedores de todo, la unidad ayuda a encauzar los esfuerzos con un propósito, pero entre lo estas fuerzas hay frágil balanza.

Luís Gabriel Carrillo Navas

lunes, 1 de marzo de 2010

Alta discriminación en Valladolid que dura ya 20 años. Señores del PP, encubridores varios ¡Haced Algo!

grupo alegría de valladolid

Y el milagro cumplió 20 años

El centro atiende a personas sin recursos y rechazadas de otras instituciones por ser difíciles o agresivas

El Grupo Alegría logra superar sin medios dos décadas dedicadas a los minusválidos psíquicos

«Si tuviera que resumir estos 20 años diría sólo la palabra 'confianza'. Pase lo que pase, seguiremos»

«La organización busca financiación para adecuar la instalación a la atención de discapacitados»

Lo imposible cumple veinte años. Todo parecía anunciar la inviabilidad del centro. Sin recursos ni ayudas económicas, espacio de acogida para minusválidos psíquicos que ya habían sido rechazados por instituciones por su especial carácter difícil o, incluso, agresivo e inadaptados, con una gran barrera arquitectónica en forma de gigante escalera y, sobre todo, sin cumplir casi ninguno de los requisitos que la legalidad vigente y las estrecheces administrativas imponen. Y lo imposible, sin embargo, sigue ahí, en la plaza Carmen Ferreiro del barrio San Pedro Regalado con el único nombre posible, el de Grupo Alegría.

Abrumada por las deudas, desesperada por llegar a las subvenciones, oprimida por la incertidumbre del futuro sigue Charo Zarzuela, un alma enorme que nunca pierde la fe. «Confianza total sería el resumen de estos 20 años», asegura la responsable de esta organización y lo explica: «No porque yo valga mucho, no porque tenga poder o salga en las fotografías de la prensa sino porque me ha guiado estos años y sé que, por negro que lo tengamos, vamos a salir adelante», asegura. Y está convencida y lo ha estado cada día de estas dos décadas.

Sus 'chicos', de entre 20 y 50 años, acuden cada jornada a los talleres de este centro que algún día llevará el nombre oficial de 'ocupacional' o de 'día'. «Eso es lo de menos; lo importante es poder seguir enseñándoles a hacer manualidades, a ser más autónomos y que continúen contentos, que tengan un lugar donde estar y donde reciban cariño». La mayoría además pertenecen a familias sin recursos, a entornos a los que realmente puede llamárseles pobres y dependen física y emocionalmente del centro Alegría que ocupa una parte del colegio Natividad Álvarez Chacón.

Algunos pasan por sus instalaciones y tras aprender unas rutinas y una disciplina en los talleres terminan en otros centros y se adaptan bien, otros llegan muy desgastados de inadaptaciones y algo tiene Charo y Mónica, la única monitora que un mes cobra y otro a lo mejor, que en el Grupo Alegría se centran y tranquilizan. Otros no quieren irse por nada del mundo, lo dicen ellos y sus padres porque viven en el barrio y la familia los quiere cerca.

Son 20, y en algunos horarios 25, minusválidos psíquicos los que suele atender el centro. Hace dos años el Grupo Alegría abrió otro en el número 66 de la calle Portilllo de Balboa. Estas instalaciones sí cumplen requisitos, pero están limitadas a ocho discapacitados.

El centro de San Pedro vive con una subvención de la Administración autonómica de 22.000 euros que llega siempre en noviembre , pero «hay que solicitarla ahora, estarán a punto de salir», explica Charo. El convenio suscrito con la Junta permite a la mayoría de las asociaciones pedir un adelanto a las entidades bancarias e ir tirando; pero Charo Zarzuela no tiene tal acuerdo administrativo. «Nuestra situación sigue siendo ilegal, la Junta no nos lo da de paso porque no cumplimos requisitos de seguridad, accesibilidad de minusválidos y otros». «No podemos cumplirlos porque hace falta hacer obra para ello, salvar las escaleras, adaptar cuartos de baño, ampliar las puertas para que pase una silla de rueda...». «No podemos hacer la obra porque el Ayuntamiento no nos cede las instalaciones hasta que haya permiso de la Junta, vaya que 'es la pescadilla que se muerde la cola' y así llevo 20 años, sin que sean capaces de sentarnos a tres partes y arreglarlo», añade Charo. No obstante, hace meses que Inspección revisó las instalaciones e indicó que requisitos deberían cumplir y «parece que ahora igual podemos hacer las obras, no hace falta ascensor porque no es un hospital y es suficiente un 'salva escaleras' y el Ayuntamiento nos podría ceder así los locales, pero si tardan en dar el visto bueno no llegaremos a tiempo a las subvenciones». Y este es el enredo administrativo que el grupo Alegría arrastra desde hace dos décadas. «El dinero apenas llega para pagar el seguro civil y la seguridad social, hay algunas aportaciones de los 66 socios, amigos de la asociación, pero no tenemos ni teléfono fijo o vales para la comida que da Asprona en su centro y vivimos de lo que dan unos o podemos pagar otros».

Charo busca ahora padrinos para los diferentes proyectos del centro. «El que pueda pagar un fax, pues eso está bien, si llegamos a dar de comer a más chicos pues otro que financie unos menús, contribuir cada uno con lo que pueda pero necesitamos ayuda».

Charo está casada y tiene tres hijos -médico, informático y estudiante de enfermería- un apoyo incondicional durante todos estos años. Y es que esta gaditana no cobra nada por realizar esta labor y nada necesita en realidad porque tiene una familia. Empezó con la intuición como toda formación para atender estas discapacidades y la experiencia de dos décadas ha enriquecido aún más sus pasos. Acostumbrada a las críticas, lo da todo, hasta su salud y el milagro sigue.

Fuente: Norte de Castilla

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