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Luís Gabriel Carrillo Navas

martes, 3 de febrero de 2009

El Defensor del Pueblo destapa malos tratos en los centros de menores

Foto de Enrique Mugica (El defensor del pueblo) en su despacho

• Un informe monográfico denuncia0 el uso de celdas de aislamiento 'atroces'

• Afirma que se abusa del uso de fármacos para tratar a los adolescentes


El Defensor del Pueblo ha dado un fuerte tirón de orejas a los centros de acogida de menores y ha denunciado que utilizan un régimen disciplinario demasiado duro y que incluso emplean celdas de aislamiento, que en nada favorecen la protección social del menor.

La Institución pública ha puesto el dedo en la llaga y ha destapado en un informe monográfico el descontrol existente en los centros de menores -que dependen de las comunidades autónomas-, a los que acuden jóvenes con problemas de inadaptación social y familiar o con trastornos de conducta.

El aguafuerte que pinta el Defensor del Pueblo podría ser digno de las 'Pinturas Negras' de Goya: menores atados por las muñecas, niños a los que se prohíbe acudir a la escuela o a los que ni siquiera se deja salir al patio durante una semana.

El informe también señala el uso excesivo de los fármacos para tratar a los jóvenes con trastornos psicológicos: "Hemos constatado la tendencia a medicar profusamente los trastornos psicosociales de los menores, con el grave riesgo que puede conllevar para su salud la ingesta continuada y en altas dosis de medicaciones psiquiátricas".

Sin ventilación ni comunicación exterior

Y lanza un dardo a los profesionales de los centros: "Atiborrar de pastillas a los adolescentes en los centros de acogimiento residencial revela abulia profesional en lugar de implicación personal en el tratamiento".

El Defensor del Pueblo asegura haber sido testigo "de la existencia y funcionamiento en los centros de celdas de aislamiento verdaderamente atroces, denominadas 'salas de tiempo fuera' o 'salas de baja estimulación'". La descripción que realiza el informe de estas salas es sobrecogedora: "Son de reducido tamaño, con portones blindados de hierro, sin ventilación ni comunicación alguna al exterior, en las que los menores pueden permanecer recluidos por tiempo indeterminado, lo que provoca una atmósfera asfixiante y un gran rechazo entre los menores".

El estudio también critica "las contenciones físicas" y las medidas de aislamiento, una práctica habitual en estos centros y denuncia que en ocasiones la "agresividad es desproporcionada", como el caso del centro Baix Maestrat en Castellón, donde un vigilante rompió un brazo a un adolescente cuando intentaba reducirle.
Los centros están gestionados por entidades privadas y no existe un reglamento interno ni inspecciones regulares

Entre los centros peor valorados por los menores en el informe figuran tres gestionados por la Fundación O' Belén en Madrid -Paracuellos del Jarama-, Castellón y Guadalajara; uno en Cantabria, administrado por Cruz de los Ángeles, y otro en Chavea (Pontevedra), gestionado por LAR.

El presidente de la Fundación O' Belén, Emilio Pinto, negó a elmundo.es las acusaciones del Defensor: "Es falso que existan celdas de aislamiento. También niego con total rotundidad que se ate a los menores. Aquellos que tienen trastornos bipolares reciben medicación en función de lo que recete el psiquiatra, que forma parte de la plantilla del centro".

El estudio no destapa tan sólo incidentes con los castigos físicos sino que desvela un problema estructural de los centros -gestionados en su mayoría por entidades privadas- donde no existe un criterio sobre la estructura que deben tener, ni un reglamento interno ni un sistema de inspecciones adecuadas.

Al final, el menor se convierte en víctima de la burocracia y de una situación en la que apenas se le deja opinar. El informe relata el caso de una niña rumana, de 12 años, que fue ingresada en un centro cerrado, con rejas incluidas, después de haber sufrido un aborto unos meses antes, debido a la posibilidad de que el autor del embarazo estuviese en el entorno familiar.

"Sólo tuve relación con el chico al que quiero. ¿Tanto mal he hecho para que me encierren aquí? En mi país, tenemos relaciones y nos casamos muy pronto... Este centro no es para mí: aquí aprendo cosas de los chicos mayores que no me gustan", asegura la pequeña en el estudio.

Fuente: El mundo.es

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