Para mis amigas y amigos.

Con este video quiero dar las gracias a mis amigos y amigas por su apoyo, paciencia y comprensión y decirles que pueden contar conmigo como yo lo hago con ellos.

¡¡¡Gracias, sois geniales!!!



La diversidad permite se conocedores de todo, la unidad ayuda a encauzar los esfuerzos con un propósito, pero entre lo estas fuerzas hay frágil balanza.

Luís Gabriel Carrillo Navas

domingo, 8 de junio de 2008

"No puedo ir al baño ni salir a la calle, mi vida ya no es vida"


Huelva Información


Joaquín Mora se declaró en huelga de hambre para defender su derecho a moverse pese a su discapacidad


La última vez que salió a la calle, el calendario marcaba el 15 de septiembre de 2007. Desde entonces, no ha vuelto a disfrutar de un paseo por el barrio con su mujer y su hijo ni de una charla con los amigos viendo el fútbol en un bar. Pero en siete años, las ocasiones en las que las ruedas de la silla de Joaquín Mora han pisado la calle se cuentan con los dedos de una mano. "Mi situación es indigna, inhumana, mi mujer es tan víctima como yo y mi hijo tampoco tiene a su padre para lo que necesite porque no puedo salir de aquí y así no puedo ayudarle". Así resume Joaquín su vida desde el salón de su casa en la que se siente preso.


El mes de febrero de 2001 su vida dio un vuelco. Le amputaron la pierna izquierda por una arteriosclerosis crónica y ha tenido que aprender a vivir así, "aunque después de siete años no lo he superado y creo que esto no lo voy superar, ni mi situación ni tampoco lo que nos han hecho pasar desde que empezamos a luchar".


Joaquín se declaró en huelga de hambre para exigir que le dieran una casa adaptada ya que la reforma en la suya no es viable, según la Junta. Tras la última oferta de una vivienda por parte de la Administración, por la que esta familia lleva luchando más de cuatro años, Joaquín abandonó la huelga el pasado viernes pero "el calvario que hemos pasado desde mi operación nos ha marcado para toda la vida y aún no hemos terminado".


A casi un año de que se Joaquín y su familia puedan trasladarse a su nueva casa, los días en la vida de este onubense son para olvidar. "Me levanto por la mañana y empiezan los problemas ya que tan sólo bajarme de la cama es un gran esfuerzo para mi y para mi mujer porque la otra pierna también tiene un alto de riesgo de correr la misma suerte que la izquierda y no puedo apoyarme mucho en ella". Una vez en la silla, el segundo obstáculo y aún no ha salido de su habitación. La puerta es muy estrecha por lo que la silla sale casi a presión al pasillo, donde hay una esquina que le impide dar la vuelta. "Tengo que salir de espaldas y dar muchos giros para poder llegar al salón". Una vez allí, se planta delante de la tele hasta por la noche, con algunos complicados viajes a su dormitorio para hacer sus necesidades porque su cuarto baño no está adaptado "ni me han dejado que lo adapte porque esta casa es de la Junta y nos dijeron que la obra no era posible". Y lo peor, dos pisos de escalera le impiden salir a la plaza de la Alegría en la que está situado su edificio, en el que es inviable habilitar un ascensor. Pero poca alegría hay en su vida "No veo la calle ni desde la ventana porque desde la silla no alcanzo a ver nada y el escalón del balcón impide que salga a tomar el aire. Son tantas cosas las que no puedo hacer que mi vida ya no es vida".

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