Lo he vuelto a hacer. En ocasiones, lo hago; lo necesito para redescubrirme y saber por dónde dirigirme y corregirme, por donde continuar porque lo verdaderamente importante es continuar.
He vuelto a hacer un viaje sobre mi tiempo. Sobre aquellas cosas que viví y que aun provocan esperanza y miedo consiguiendo que un escalofrió y un cosquilleo recorra mi cuerpo. Sigo pensando; lo mejor es que además aun siento. He perdido y ganado demasiadas cosas en este tramo del camino.
Quizás las que perdí, me ayuden al menos a mantener con toda la fuerza de que soy capaz las nuevas que voy adquiriendo. Las que gané, son invencibles, infinitas, eternas; se me han clavado muy dentro. No puedo ni quiero desprenderme de ellas. Ya me pertenecen. Son mías por conquista de un derecho.
Me he sentido tan amada como odiada, tan libre como vigilada, tan respetada como frivolizada, tan admirada como insultada, y a nadie, salvo a mi misma y en eso está la grandeza puedo culpar y perdonar por aquello que en ciertos momentos pudo incluso llegar a desgarrarme para finalmente reconstruirme el sentimiento.
Una página, otra y otra… Empapándome de mi misma, de aquello que poco a poco fue tapando y disfrazando la ingenuidad que nos depara el tiempo. Voluntades incompletas, deseos revividos, resucitados de entre lo muerto.
Y de pronto la paz, el silencio, la templanza, el suspiro profundo y cierto que me empuja a susurrar, “Soy yo. Lo he hecho”
Ahora solo me importa seguir haciendo. Construir, insistir, vigilar, pretender, descansar, corregir, agradecer, fidelizar, sentir, saborear, recordar, olvidar y renacer.
Puedo al fin palparme, sentirme acariciarme desde fuera y hacia dentro; erotizar la invencibilidad de la idea. Soy capaz de orgasmizar el tiempo.
Me invade un profundo deseo. Me siento como una loba en celo; como a una loba hambrienta, dispuesta a encontrar su “hueso” capaz de decirle a mi presa que es la vida: “Una vez más, te tengo”
Suspiro, amor, superación, deseo. Mirada al viento. Vida, compasión, te siento.
Mª Ángeles Sierra.
He vuelto a hacer un viaje sobre mi tiempo. Sobre aquellas cosas que viví y que aun provocan esperanza y miedo consiguiendo que un escalofrió y un cosquilleo recorra mi cuerpo. Sigo pensando; lo mejor es que además aun siento. He perdido y ganado demasiadas cosas en este tramo del camino.
Quizás las que perdí, me ayuden al menos a mantener con toda la fuerza de que soy capaz las nuevas que voy adquiriendo. Las que gané, son invencibles, infinitas, eternas; se me han clavado muy dentro. No puedo ni quiero desprenderme de ellas. Ya me pertenecen. Son mías por conquista de un derecho.
Me he sentido tan amada como odiada, tan libre como vigilada, tan respetada como frivolizada, tan admirada como insultada, y a nadie, salvo a mi misma y en eso está la grandeza puedo culpar y perdonar por aquello que en ciertos momentos pudo incluso llegar a desgarrarme para finalmente reconstruirme el sentimiento.
Una página, otra y otra… Empapándome de mi misma, de aquello que poco a poco fue tapando y disfrazando la ingenuidad que nos depara el tiempo. Voluntades incompletas, deseos revividos, resucitados de entre lo muerto.
Y de pronto la paz, el silencio, la templanza, el suspiro profundo y cierto que me empuja a susurrar, “Soy yo. Lo he hecho”
Ahora solo me importa seguir haciendo. Construir, insistir, vigilar, pretender, descansar, corregir, agradecer, fidelizar, sentir, saborear, recordar, olvidar y renacer.
Puedo al fin palparme, sentirme acariciarme desde fuera y hacia dentro; erotizar la invencibilidad de la idea. Soy capaz de orgasmizar el tiempo.
Me invade un profundo deseo. Me siento como una loba en celo; como a una loba hambrienta, dispuesta a encontrar su “hueso” capaz de decirle a mi presa que es la vida: “Una vez más, te tengo”
Suspiro, amor, superación, deseo. Mirada al viento. Vida, compasión, te siento.
Mª Ángeles Sierra.
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