lunes, 26 de octubre de 2009

Por la Libertad.- Barricada

En la ladera del monte Ezkaba (Navarra), a la sombra del penal franquista de San Cristobal, los presos asesinados o que morían por enfermedades derivadas de su cautiverio eran enterrados con una botella entre las piernas.
Dentro, un simple papel recogía su nombre y las causas de su condena y muerte.

A ese pedazo de tierra se le conoce como "El cementerio de las botellas".

 

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