domingo, 27 de julio de 2008

Mariposa errante


Llueven lágrimas de dolor en mi corazón
y nadie viene a ayudarme

Todos miran, observan, escuchan,
acusan, juzgan y sentencian
Permanecen impasibles a mi dolor.
Nadie viene a ayudarme.

Me descubro entre la multitud
Ahogada entre lágrimas secas,
pero nadie viene a ayudarme.

Así. Casi ahogada en mi llanto
reconozco el frio rostro de aquellos
que no vienen a ayudarme

Son los mismos a los que yo
un día les tendí la mano, les di mi calor,
mi fuerza, mi esperanza
porque nadie venía a ayudarles

Me voy como una mariposa errante.
Desaparezco entre la espesa niebla de mis pensamientos,
aferrada a mis lágrimas esculpidas en piedra
porque nadie vino a ayudarme.

Me llevo conmigo en la memoria
el imborrable recuerdo, una vez más,
de los “grandes amigos” maestros
que nunca van a ayudarme.

Pero también llevo conmigo
la presencia de ese AMIGO
al que nada le pedí, al que nada le ofrecí
y sí que vino a ayudarme.
Mª Ángeles Sierra

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